Para inaugurar este blog, una mini-guía con algunas recomendaciones personales para quien haga su primer viaje a Japón y disponga de tiempo límitado, en futuras entradas hablaré con más detalle de lugares concretos…
A DÓNDE IR
En un primer viaje los dos destinos que no deben faltar son, en mi opinión, el moderno Tokio y el tradicional Kioto.
Tokio es una megalópolis enorme, de unos 20 millones de habitantes, a la que como mínimo creo que se le deberían dedicar tres o cuatro días. No hay que perderse el ambiente de Shibuya, y su famoso cruce de pasos cebra; los rockers bailongos en el parque de Harajuku, el ambiente geek y otaku en el «barrio eléctrico» de Akihabara, el barrio más tradicional de Asakusa, o la futurista isla de Odaiba.
También se puede tener como base para realizar excursiones de un día a zonas rurales, u otros puntos de interés como la cercana Kamakura y su gigantesca estatua de Buda al aire libre (un tsunami arrasó el templo que la contenía).
Desde Tokio si se dispone del JR Pass o se lo puede uno permitir, es posible ir a Nikko en tren bala, volviendo el mismo día, y visitar los impresionantes mausoleos de la familia de shogunes Tokugawa. Si se va en otoño el paisaje de los bosques cercanos lucen particularmente bonitos, además de poder visitar la espectacular y cercana cáscada de Kegon. Desde Tokio también se puede ir y volver en un día a Hakone, aunque es recomendable alojarse algún día en uno de los numerosos Ryokan. Si hace buen día se puede contemplar el Monte Fuji al fondo de un paisaje lacustre.
Kioto, siendo grande (un millón y medio de habitantes más o menos) es bastante más pequeña que Tokio, pero la enorme cantidad de templos y lugares para visitar hacen aconsejable tres o cuatro días también. De ambiente más tradicional que Tokio, se puede ver a gente joven por el centro ataviada con Kimono. En el barrio de Gion es posible incluso toparse con alguna Geisha o una de sus aprendices (maiko).
Desde el espectacular templo de Kiyomizu Dera, erigido al pie de la colina sobre una plataforma apoyada en antiguas columnas de madera, se puede tener una vista magnifica de la ciudad. Los templos de Oro (Kinkaku-ji) y Plata (Ginkaku-ji), uno en cada extremo de la ciudad, son de visita obligada. El primero por sus paredes de oro ofrece un aspecto único. El segundo destaca por sus jardines. Recorrer el complejo sintoísta del Fushimi Inari Taisha y sus multiples puertas «torii«, el jardín de piedras de Ryoan-ji, son solo algunos ejemplos de lo que la ciudad ofrece.
Desde Kioto también se puede ir y volver en un día a la antigua capital de Nara, otra visita imprescindible, donde se puede visitar el Gran Buda del templo Todai-ji, la construcción de madera más grande del mundo, así como disfrutar del contacto con los ciervos que campan libremente por las zonas verdes de la ciudad.
Si disponéis de tiempo, otra ciudad altamente recomendable es Hiroshima. Es imposible visitar la zona donde cayó la bomba atómica o el Museo de la Paz sin quedar conmovido. Es recomendable probar también sus famosos okonomiyakis, una especie de tortillas de harina a la plancha rellenas de ingredientes variados a elegir: verdura, carne, pescado, marisco, y cubiertas de salsas especiales. Existen complejos de locales dedicados a este plato en la céntrica zona comercial.
Desde Hiroshima hay que ir, sí o sí, la isla de Miyajima, en una isla a una media hora o poco más en tren desde el centro de la ciudad, y a la que se accede mediante un ferry gratuito si se dispone del JR-Pass. El templo y su impresionante Toori se inundan de agua con la marea alta, ofreciendo una estampa impresionante.
Además de esto, el complejo de templos, o la subida al monte Misen (en funicular, o a pie para los más atrevidos) son atractivos más que suficientes para justificar una visita. Y sí se dispone de tiempo es muy recomendable visitar Iwakuni y ver su famoso Puente Kintai, hecho de madera, y especialmente diseñado para resistir tifones.
CUÁNDO IR A JAPÓN
No todos podemos elegir nuestras vacaciones, pero si está en vuestra mano hacerlo, mi primer consejo sería: NO vayáis en verano. La razón: el calor húmedo que se da a partir de la estación de lluvias (principios de junio y julio) y que se extiende todo el verano. Aunque las temperaturas no son tan elevadas (unos 35ºC como mucho), por culpa de la humedad la sensación térmica es la de un calor sofocante y bochornoso. Os aviso, es mucho peor que los veranos españoles. Menos mal que casi todos los edificios y transporte cuentan con aire acondicionado, pero cada vez que salgáis a la calle será como entrar en una sauna y empezar a sudar y sudar. Japón es un país del que disfrutaréis cada viaje, pero sinceramente creo que lo haréis más en otras épocas del año.
Además los billetes de avión suelen ser bastante más caros en esta época.
Es preferible viajar en primavera, las últimas semanas de marzo (varía según la zona) florecen los cerezos, un acontecimiento social festivo que los japoneses celebran especialmente (Hanami o «ver cerezos»), y las temperaturas suelen ser muy agradables.
Otra buena opción es Otoño, a partir de la segunda quincena de octubre en las regiones centrales. Las temperaturas también son agradables y se puede disfrutar del Momijigari (literalmente «caza del arce rojo»), o lo que es lo mismo, de los espectaculares colores rojizos de los bosques japoneses.
Invierno puede ser un poco duro por las bajas temperaturas, más bajas cuánto más al norte se esté, pero puede compensar por la belleza de los paisajes nevados.
Aunque los tifones pueden darse en cualquier época, la mayoría se suelen dar entre mayo y octubre, dándose entre agosto y septiembre la mayor incidencia.
TRANSPORTE
Si se piensa desplazarse por el país es muy recomendable adquirir antes de partir el Japan Rail Pass. Aunque Japón probablemente cuente con la mejor red de transporte del mundo, resulta bastante caro desplazarse (yo diría que más o menos el doble que España). Con el JR Pass, que se puede comprar por una, dos, o tres semanas, podrás utilizar todos los trenes normales y la mayoría de trenes bala (Shinkansen) de la compañía Japan Rail, que cubre la mayoría de líneas ferroviarias. Con este billete, salvo excpeciones puntuales, os podréis desplazar por todo Japón. El precio del billete de dos semanas es de unos 45000 yenes, (en el momento de escribir estas líneasunos 340 euros), y el de una semana 28000 yenes (unos 214 euros). La página Hyperdia , en inglés, ofrece información detallada en horarios y precios para planificar cualquier ruta.
ALOJAMIENTO
Si el presupuesto os lo permite, es aconsejable evitar albergues o hostales tipo Youth Hostel, porque si tenéis mala suerte, las condiciones de confort e higiene pueden llegar a ser sorprendentemente malas para lo que se espera de un país tan avanzado como Japón.
Hay que tener en cuenta que en Tokio y Kioto el alojamiento puede ser bastante más caro que en otras ciudades menos turísticas. Por ejemplo, con 4500 yenes por noche se puede conseguir un alojamiento bastante básico aunque decente en estas dos ciudades (aunque varía mucho según la zona y temporada), y un hotel bastante bueno en otras ciudades.
También hay que tener en cuenta que hay dos tipos de alojamiento, los de estilo occidental (la mayoría), y los de estilo japonés. Los alojamientos tradicionales japoneses se subdividen en Ryokan de más categoría, o Minshuku, que suelen ser casas de huéspedes llevadas por una familia. Muchos hoteles disponen habitaciones de ambos estilos.
En las habitaciones de estilo japonés hay que dormir sobre un suelo hecho con esterillas de paja (tatami) en un futón , una especie de saco de dormir, bastante confortable, aunque puede resultar un poco incómodo para quien no esté acostumbrado.
Por cierto en Tokio y otras grandes ciudades, hay que tener cuidado con algunos hoteles que se autodenominan Ryokan solo por el hecho de que sus habitaciones son con tatami, pero que no pasan de ser albergues corrientes y con habitaciones no demasiado buenas.
En cualquier caso es recomendable, aunque sólo sea por la experiencia, alojarse algún día en un buen Ryokan, probar su comida tradicional y disfrutar de los baños termales «Onsen» que suelen ofrecer.
Otro aspecto de los alojamientos que puede chocar al occidental que no vaya sobre aviso, es el baño (furoo). Aunque casi todos los hoteles suelen contar con duchas y/o baños tipo occidental, en algunos casos nos encontraremos con el típico baño japonés. En este caso hay que tener en cuenta que, igual que en los Onsen, en el baño sólo se entra completamente limpio: hay que limpiarse en las duchas que hay fuera del baño; se entra sólo para relajarse. Si con la habitación no está incluido un baño privado, probablemente tendréis que compartirlo con otros huéspedes: los japoneses no tienen ningún tipo de pudor respecto a bañarse todos juntos en pelotas, eso sí, los baños están divididos por sexo, no os hagáis ilusiones 😉 .
Cómida
Japón no es sólo sushi y pescado crudo. La gastronomía japonesa es variadísima e incluye carne, pescado, verduras, pasta cocinados de mil maneras, adaptaciones de la comida hindú, coreana, china, occidental… (espero dedicar unas cuantas entradas en este blog a cocina japonesa) . Además, si se quiere, se puede comer muy barato. En cadenas de comida rápida por menos de cuatro euros se puede comer un bol de arroz con carne, una sopa y un poquito de verdura para acompañar. En las omnipresentes konbini (tiendas abiertas las 24 horas), por cuatro o cinco euros se pueden comprar generosos platos combinados, japoneses y algunos occidentales, para llevar, que en la propia tienda te pueden calentar. Y si definitivamente no se puede con la cocina japonesa (y que conste que esto me parece casi un crimen), siempre se puede recurrir a los abundantes Makku Donarudo (Mc Donald’s) y similares, o a restaurantes occidentales.
Para finalizar solo me queda decir que una entrada de blog como ésta es demasiado pequeña como para poner todo lo que me gustaría, aún así espero que os haya sido de alguna utilidad.
La primera vez que se visita Japón tal vez es la más especial, porque todo es nuevo y diferente ¡espero que la disfrutéis!